ANNE HATHAWAY EN “CAOS” (HAVOC", Barbara Kopple, 2005)



    Aunque no es de las películas más conocidas de la bella Anne Hathaway (Brooklyn, Nueva York, 12 de noviembre de 1982) sí es uno de sus más atrevidos trabajos  y en los que luce más sensual. Dirigido en el año 2005 por Barbara Kopple (Wild Man Blues), el film nos presenta a dos chicas adolescentes de clase alta, Allison y Emily (Anne Hathaway y Bijou Phillips) que abandonan la seguridad de sus hogares en una zona residencial de la ciudad para explorar el peligroso territorio de Los Ángeles Este, una zona conflictiva en donde las acciones más inocentes pueden tener consecuencias.


      Con la estimulante presencia de una Anne Hathaway calentorra y golfa (lo mejor de la película y que se lanza valientemente desde lo más alto del trampolín para dejar claro que con este trabajo deja atrás su imagen de inocente chica Disney), Caos parte de una trillada premisa argumental que nos presenta a dos aburridas adolescentes de clase acomodada que para huir de la rutina no se les ocurre mejor cosa que darse un paseo por uno de los distritos marginales más peligrosos de Los Ángeles, en donde la violencia, las drogas y la prostitución forman parte inexcusable del paisaje urbano. Y como van de “heeeyyy, somos unas bad girls y buscamos nuevas experiencias”, se fijan en un par de hermanos latinos tatuados –cómo no- que trafican con drogas y que por sus aspecto de macarras lo que menos inspiran es confianza. La sempiterna historia de dos niñas pijas a las que les atraen los malotes y acaban como acaban por creer que todo el monte es orgasmo.

    
    Havoc nos ofrece la posibilidad de conocer a Joseph Gordon-Levitt, Channing Tatum y Freddy Rodríguez en uno de sus primeros trabajos, pero es la presencia de Anne Hathaway la que resulta absolutamente hipnótica y magnética dando vida a una adolescente de comportamiento alocado y actuando siempre sin medir las consecuencias de sus actos. La función pone énfasis en las diferencias de clases y sociales y el vacío afectivo que sienten los niños pijos por parte de sus siempre ausentes progenitores, pero el mensaje queda muy diluido por el proceder irracional de los chicos (que consumen drogas, alcohol y practican el sexo compulsivo) y que no encuentran otra forma menos arriesgada (sobre todo para su propia integridad) que hacer una atrevida incursión por uno de los barrios más chungos de Los Ángeles, explorando el lado salvaje de la vida al que se lanzan sin red inconscientemente.

     
  Del relato queda, eso sí, la advertencia de que quien juega con fuego puede quemarse. Sin embargo, es una llamada de alerta que parece tener poco eco porque situaciones similares a las que el film retrata siguen sucediendo todos los días, de ahí las malas experiencias, los asesinatos y las desapariciones que un día sí y otro también,  ocupan las páginas de sucesos. Havoces un film irregular, de una factura técnica correcta pero con unos perfiles de los personajes apenas esbozados, lo que resta interés a la trama, y los problemas que padecen los pijos nos parecen irrisorios como para servir de pretexto para las malas decisiones que toman y de las que se acabarán arrepintiendo. Actos a los que, tal vez debido a su desorientación y la difícil etapa de la adolescencia con personalidades poco definidas, se les busque la justificación muy discutible de ¡qué difícil es ser joven, guapo y rico en L.A.! Tampoco parece muy acertado contar con actores que sobrepasan los 25 años para encarnar a estúpidos adolescentes. En fin, el post está dedicado a Anne Hathaway, y a ello me he consagrado con la mano izquierda mientras con la derecha juntaba estas letras.