Serie emitida por la cadena Showtime desde 2011 que se mantiene con éxito en la actualidad y que nos narra la vida de la peculiar y disfuncional familia Gallagher, en la que el irresponsable Frank (William H. Macy) un desastre de padre soltero y alcohólico se esfuerza muy poco en educar a sus seis inteligentes, salvajes e independientes hijos. En realidad, la verdadera responsable de sacar adelante a la familia es la hija mayor, Fiona (Emmy Rossum), una joven llena de recursos que ha tenido que madurar antes de tiempo haciendo el papel de madre.
Shameless es el sobresaliente remake norteamericano de la serie británica homónima de 2004 emitida por Channel 4, y que con 139 capítulos se emitió hasta el año 2013. Personalmente esta reinterpretación estadounidense me gusta más que la británica, es más irreverente y desprejuiciado, también el reparto me resulta más atractivo aunque, reconozcámoslo, es bastante fiel al original. Una delicia en todos los sentidos, tanto en cómo se las ingenia la disfuncional familia Gallagher (un clan abandonado de la mano de Dios) para sobrevivir a base de artimañas, humor y perspicacia en un barrio humilde de las afueras de Chicago como en las chispeantes relaciones de todos los miembros. Algo que no resulta fácil para la numerosa familia y mucho menos cuando el crápula del patriarca (el siempre magnífico William H. Macy) es un borracho que no da ni golpe.
Lo mejor de Shameless es que sus responsables (con Paul Abbott a la cabeza como creador y director) no se cortan un pelo a la hora de transgredir las reglas de lo políticamente correcto, en mostrar de manera descarada lo que ninguna otra serie se ha atrevido antes: en el sexo (coitos, felaciones, tríos), la escatología (defecaciones, meadas, ventosidades), en adicciones (alcohol, drogas) o cualquier actividad fisiológica o biológica que aun siendo normal entre los seres humanos, pocas veces han sido mostradas todas juntas en una misma serie.
La familia, eso sí, se aleja del concepto estándar de familia corriente, pero que gracias al gran trabajo de todo el elenco cualquier situación se hace creíble. Shameless es ante todo una serie digna, tan honrada como desvergonzada, con una línea de diálogos hilarante, cáustica y goza de una puesta en escena sucia, marginal, agresiva, como sus personajes, que luchan por sobrevivir en un mundo hostil, y aun así, con gran vitalismo, nos regalan su amor por la vida. Una serie brillante.