CRÍTICA: "LA LLEGADA" (Denis Villeneuve, 2016)

Un relato bello pero excesivamente críptico
LA LLEGADA (ARRIVALêêê
Director: Denis Velleneuve.
Intérpretes: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker, Michael Stuhlbarg, Tzi Ma.
Género: Ciencia ficción / EEUU / 2015 Duración: 116 minutos.

   
    Denis Villeneuve es si no el mejor, el más relevante e interesante de todos los directores de cine actuales. Esta afirmación mía se ha hecho ya popular entre mis lectores allí donde sea que voy dejando mis cagarrutas. Pocos son capaces de rebatírmela cuando con un simple vistazo a su filmografía nos encontramos joyas como Incendies (2010) y Prisioneros (2013), además de otros films absolutamente recomendables que se sitúan muy por encima de la media: Polytechnique(2009), Enemy (2013) y Sicario (2015). De ahí que las expectativas puestas en Blade Runner 2049 (2017), secuela de la obra maestra de Ridley Scott, sean las más altas para un film de nuestra más reciente época. Algo normal si de lo que hablamos es de la primera incursión (desde su estreno en 1984) en el  universo de la posiblemente mejor película de ciencia ficción de la historia, un clásico absolutamente magistral e imperecedero.

     
    A  la espera de que se produzca tal acontecimiento cinéfilo, Villeneuve nos entrega esta peliculita de ciencia ficción con ínfulas de convertirse en un film menor de culto. Veamos: Unas extrañas naves extraterrestres llegan a la Tierra y los altos mandos militares estadounidenses contratan a una experta lingüista, Louise(Amy Adams) para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o representan una amenaza. Louise viajará a Montana junto al científico Ian Donnelly (Jeremy Renner) para buscar respuestas. A medida que Louise aprende a comunicarse con los extraterrestres, comienza a experimentar flash backs muy realistas que se aparecen como claves para desentrañar la verdadera razón y el misterio de la visita extraterrestre.

    
    Basada en el relato corto “The Story of Your Life” del escritor Ted Chiang, La llegada se impone como un espectáculo visual y acústico de primer nivel gracias a la banda sonora de Jóhann Jóhannsson y la magnética iluminación de Bradford Young, pero la función es de una lentitud exasperante en el plano narrativo. Partiendo de una premisa compleja aunque nada original que tiene como eje la lingüística como vehículo para comunicarse también con los extraterrestres y la posibilidad añadida de conocer así cosas sobre el futuro, Villeneuve dota a la función de una pátina poética e introspectiva que pone énfasis en las emociones, la equívoca percepción de la realidad y el poder sensorial. Y la película tiene su encanto a pesar de las muchas influencias (Ultimátum a la Tierra, 2001: Una odisea del espacio, Encuentros en la tercera fase, Contact, El árbol de la vida) y al director canadiense no le falta atrevimiento y desparpajo para plantear –no sin cierta confusión- la reflexión sobre temas tan severos como como la paz, el vínculo inextinguible de la maternidad y el misterio del tiempo. En definitiva, del hilo vehicular del universo con los rincones más recónditos de nuestra alma.

     
    La llegada es ciencia ficción didáctica y humanista, una propuesta que lejos de poner el foco en las invasiones bélicas alienígenas, tiende puentes para la resolución del enigma de otros mundos a través de la comunicación y el conocimiento. Poco importa si hay que devanarse los sesos para descifrar unos extraños diagramas con forma circular  que atienden a un extraño léxico formado por una especie de humo negro, una sustancia etérea e intangible.

     
    La llegadaes una película difícil de digerir incluso para el aficionado al género, que quedará extasiado ante el componente sensitivo y profundamente lírico  del relato pero que encontrará pocos asideros argumentales más allá de esas coordenadas temporales que parecen surcar el presente desde el pasado para anticipar un futuro perturbador, un recorrido extraordinario que aloja en la mente y el espíritu una cadena de imágenes melancólicas que dan forma al puzzle de la esperanza, con la unión y fraternidad de los pueblos como único e imponderable fin. En tiempos de incertidumbre y zozobra el mensaje malickiano cobra una especial dimensión, pero es precisamente en este segundo tramo –poco fluido e inconexo- cuando la cinta pierde vuelo, y lo que hubiera sido un excelente film sobre unos extraterrestres heptápodos que hacen a la científica Louise, al borde de la devastación emocional, partícipe de su inagotable sabiduría, finalmente pierde la brújula por exceso de solemnidad y críptica trascendencia.